lunes, 27 de noviembre de 2017

"Antifrágil", de Nassim Nicholas Taleb (2012)

Resumen del libro "Antifrágil", de Nassim Nicholas Taleb (2013)


Resumen original y actualizado en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/11/antifragil-de-nassim-nicholas-taleb-2013.html

Resumen elaborado por E.V. Pita, doctor en Comunicación Social y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, desorden, organización empresarial, economía

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Título: "Antifrágil"

Subtítulo: "Las cosas que se benefician del caos"

Título original: "Antifragile"

Autor: Nassim Nicholas Taleb

Fecha de publicación en inglés: 2012, Random House

Primera edición en español: Barcelona, 2013, Espasa Libros, Paidos, Planeta Libros

Número de páginas: 655

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Biografía oficial del autor Nassim Nicholas Taleb  (hasta 2017)

El autor Nassim Nicholas Taleb (Líbano, 1960) ha dedicado su vida a estudiar los problemas de la suerte, la incertidumbre, la probabilidad y el conocimiento. Ensayista, investigador y financiero, es miembro del Instituto de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Nueva York y profesor de Ciencias de la Incertidumbre en la Universidad de Massachusetts y en la London Business School. Sus dos libros "¿Existe la suerte?" y "El cisne negro" se han convertido en éxitos internacionales.

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Texto de la solapa

"En El cisne negro, Taleb planteó un problema (el de las repercusiones que causan las cosas que nadie puede prever...) y en Antifrágil nos ofrece una solución definitiva: cómo obtener beneficios del desorden y el caos, al tiempo que nos protegemos de las fragilidades y de los acontecimientos adversos. Lo que Taleb denomina antifrágil va más allá de lo resilente y lo robusto. Lo resilente resiste los "shocks" y permanece igual; lo antifrágil es cada vez mejor.

Taleb se centra en la incertidumbre como algo deseable, incluso necesario, y propone que las cosas se construyan de una forma antifrágil, pues lo antifrágil es inmune a los errores de predicción.

Ambicioso y multidisciplinar, este libro nos ofrece un programa sobre cómo comportarnos - y prosperar - en un mundo que no comprendemos, y que es demasiado incierto como para que intentemos comprenderlo y predecirlo. El mensaje de Taleb, documentado, ingenioso e iconoclasta es revolucionario. Lo antifrágil, y solo lo antifrágil, permanecerá".
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ÍNDICE

(debido a su larga extensión, solo se reproduce el título de cada capítulo y no sus epígrafes)

Prólogo: La Tríada, un mapa del mundo y de las cosas en función de las tres propiedades

Libro I: Introducción a lo antifrágil

1. Entre Damocles e Hidra

2. Sobrecompensación y sobrerreacción por todas partes

3. El gato y la lavadora

4. Lo que me mata hace más fuertes a otros

Libro II: La modernidad y la negación de la antifragilidad

5. El zoco y el bloque de edificios

6. La aletoriedad (no mucha) me encanta

7. La intervención ingenua

8. La predicción como hija de la modernidad

Libro III: Una visión no predictiva del mundo

9. Tony el Gordo y los fragilistas

10. Lo positivo y lo negativo de Séneca

11. No hay que casarse con la estrella de rock

Libro IV: Opcionalidad, tecnología e inteligencia de la antifragilidad

12. Las uvas maduras de Tales

13. Enseñar a las aves cómo deben volar

14. Cuando dos cosas "no vienen a ser lo mismo"

15. La historia escrita por los perdedores

16. Una lección de desorden

17. Tony el Gordo debate con Sócrates

Libro V: Lo no lineal y lo no lineal

18. Sobre la diferencia entre una piedra grande y mil piedras pequeñas

19. La piedra filosofal y su inversa

Libro VI: Vía negativa

20. El tiempo y la fragilidad

21. Medicina, convexidad y opacidad

22. Una vida larga, pero no demasiado

Libro VII: La ética de la fragilidad y la antifragilidad

23. El "jugarse algo propio" frente a la antifragilidad

24. Ética a medida de una profesión

25. Conclusión

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RESUMEN

El libro surge a raíz de la crisis del 2008, una debacle que muy pocos supieron predecir [nota del lector: aunque todo el mundo se olía lo que iba a pasar]. El autor define uno de estos acontecimientos catastróficos como un Cisne Negro, sucesos a gran escala, imprevisibles, irregulares y con unas consecuencias de muy gran alcance que perjudican a los observadores que no los han visto y a los que llama "pavos". Ve necesario crear modelos, teorías o representaciones para ver esas incidencias pues no hay que subestimar al azar. Admite que no podemos calcular los riesgos y las probabilidades de las crisis y los sucesos raros por muy sofisticados que sean los métodos. Añade que no se puede estudiar el futuro pero hay gente que les hace caso a los futurólogos. Lo que sí se puede decir que una remota crisis es más probable que otra. Añade que es mejor hablar de fragilidad (no es predictiva) que de riesgo (predictivo).

La idea central es centrarse en la fragilidad (quiere tranquilidad) en lugar de predecir y calcular probabilidades futuras y que la fragilidad y la antifragilidad (que surge del desorden) forman un abanico con distintos grados. Hace un mapa de exposiciones o "solución del mundo real".

El libro parte de la premisa de que ya no hace falta convencernos de que los Cisnes Negros dominan la sociedad y la historia y que la gente, por una racionalización a posteriori, se cree capaz de entenderlos pero que seguimos sin acabar de saber lo que sucede.

Señala que la fragilidad consiste en aplicar modelos intervencionistas y planificados y, en aras de la solidez y la resilencia, ahogan los mecanismos de crecimiento y evolución. Destaca que un modelo complejo no necesita políticas enrevesadas sino sencillas para evitar multiplicar los efectos imprevistos.

Prácticamente, es necesario reproducir al pie de la letra la introducción del libro para entender el concepto de "antifrágil" ya que, de entrada, es bastante engorroso. Según dice, tiene una receta sencilla para medir la "antifragilidad", que está compuesta de azar, desorden, aleatoriedad e incertidumbre.

El autor, en su introducción, define el concepto de "antifrágil" como cosas que se benefician de las crisis; prosperan, crecen al verse expuestas a la volatilidad, al azar, al desorden y a los estresores (causantes de estrés), y les encanta la aventura, el riesgo y la incertidumbre. Pero, a pesar de la omnipresencia de este fenómeno, no existe una palabra que designe exactamente lo contrario de lo frágil. Es más que resilencia o robustez. Lo resilente aguanta los choques y sigue igual; lo antifrágil mejora.

Añade que esta propiedad se halla detrás de todo lo que ha cambiado con el tiempo: la evolución, la cultura, las ideas, las revoluciones, los sistemas políticos, la innovación tecnológica, el éxito cultural y económico, la supervivencia empresarial, las buenas recetas de cocina, el ascenso de las ciudades, las culturas, los sistemas legales, los bosques ecuatoriales, las bacterias resistentes... "e incluso nuestra existencia como especie en este planeta". "Y la antifragilidad determina los límites entre lo vivo y lo orgánico (o complejo), como el cuerpo humano y los objetos físicos inertes, como la grapadora de mi mesa", dice.

Nicholas Taleb resalta que a lo antifrágil le encanta lo aleatorio y lo incierto, y por tanto adora los errores, nos permite afrontar lo desconocido, hacer cosas sin entenderlas, y hace que seamos mejores actuando que pensando [nota del lector: recuerda a lo de "Pensar rápido, pensar de despacio"]. Añade: "Prefiero mil veces ser tonto antifrágil que muy listo que frágil".

La utilidad de la antifragilidad obliga a elaborar un método de predicción para tomar decisiones no predictivas frente a la incertidumbre de los negocios, la política, la medicina y la vida general. Afirma que es difícil predecir un suceso que pueda dañar (un riesgo).

Asegura que la tragedia de la modernidad es la sobreprotección (quienes más nos intentan ayudar nos perjudican) y que nuestro mundo tan estructurado nos ha estado perjudicando con artilugios y políticas desde arriba (que llama "ilusiones soviético-harvardianas" y que sobrevaloran el alcance del conocimiento científico).

Una de las príncipales críticas del autor es que está surgiendo un nuevo tipo de antihéroes, unos burócratas, banqueros que asisten a Davos y académicos con poder sin responsabilidad real y nada que perder que se aprovechan del sistema mientras los ciudadanos pagan el pato. Dice que hay una asimetría que se hizo visible tras la crisis del 2008.

También habla del "fragilista" como alguien que nos hace partícipes de políticas y actuaciones, todas ellas artificiales, donde los beneficios son pequeños y visibles, y las repercursiones o los efectos secundarios son potencialmente graves e invisibles. Aquí se incluyen a médicos intervencionistas que nos atiborran de medicamentos, a planificadores sociales intervencionistas "que confunden la economía con una lavadora" o el financiero que implanta el uso de modelos de riesgo que acaban con el sistema bancario o el fragilista militar que altera sistemas complejos (pp. 33).

El autor examina la evolución y lo orgánico como el sistema antifrágil más natural. También aborda el equilibrio entre la antifragilidad del colectivo y la fragilidad individual.

Añade que la modernidad y la negación de la antifragilidad viene a describir lo que sucede cuando privamos a un sistema (sobre todo político) de volatilidad. Habla del "invento" del Estado-nación, del daño causado por quienes nos deben curar, de las personas que intentan ayudarnos y nos acaban perjudicando mucho.

Por su parte, en su visión no predictiva del mundo, habla de Tony el Gordo (personaje de ficción) y su detección intuitiva de la fragilidad y también presenta la asimetría básica de las cosas fundadas en los escritos de Séneca, filósofo romano y hombre de acción.

En otro aparte, habla de la opcionalidad, tecnología e inteligencia de la antifragilidad. Dice que hay una misteriosa propiedad del mundo por la que detrás de las cosas hay cierta asimetría básica en lugar de la "inteligencia humana". Luego explica cómo la opcionalidad nos ha traído hasta aquí. Este es el sistema opuesto al "soviético-havardiano" (planificador). Y Tony el Gordo debate con Sócrates en torno a cómo podemos cosas aunque no las podamos explicar.

Más adelante, analiza lo lineal y lo no lineal, habla de la piedra filosofal y su antítesis: cómo convertir plomo en oro y oro en plomo. La sección técnica fundamental - el armazón del libro - está formada por dos capítulos que expresan la fragilidad como no linealidad y, concretando más, como efectos de la convexidad y muestran que la ventaja surge de cierta clase de estrategias opuestas.

Otro de los temas que aborda es la vía negativa. Presenta la sabiduría y la eficacia de la sustracción frente a la adición (de los actos por omisión frente a los actos por comisión). También introduce la noción de los efectos de convexidad. La primera aplicación es en el campo de la Medicina, al que solo contempla desde un punto de vista epistemológico y de gestión de riesgos: desde esta perspectiva, parece diferente.

También estudia la ética de la fragilidad y la antifragilidad, busca los cimientos de la ética en el fenómeno de las transferencias de fragilidad, que benefician injustamente a unos a costa de infligir un daño indebido a otros, y se señalan los problemas que surgen cuando quienes deciden o asesoran no se juegan algo propio en ello.

La Tríada

Para conectan cosas tan dispares como el bricolaje, la nutrición o la crisis bancaria, el autor recurre al concepto de Triada que consiste en Frágil, Robusto y Antifrágil.

Dice que el Estado-nación estaría en el extremo izquierdo de la Tríada, en la categoría de lo frágil.
Un sistema descentralizado de ciudades-Estado estaría en el extremo opuesto, en lo de lo antifrágil.
Añade que a la izquierda, en la categoría de lo frágil, los errores son infrecuentes y cuando suceden son grandes e irreversibles.
A la derecha, en lo antifrágil, los errores son pequeños y benignos e incluso reversibles, y se superan muy pronto. También ofrecen mucha información. Sería un sistema de manipulación o de ensayo y error.
También dice que es más robusto retirar una medicación no natural o estresor que poner otra medicación sin conocer los efectos secundarios que nos son desconocidos.
La deuda fragiliza los sistemas económicos.
Cree que la robustez debe alcanzar el término medio aristotélico (no abusar de los estresores aunque potencien el lado antifrágil): la generosidad está entre el despilfarro o la tacañería.




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